viernes, 5 de diciembre de 2008

noche incierta


organizemos una fiesta de disfraces
despojense de ropas y de sus ascos
pinten sus cuerpos y vallan descalzos
un campo abierto con algunos cuartos
arboles y animales salvajez
la noche y el amanecer
fondos musicales esporadicos
de instrumentos antiguos y desafinados
cada uno siguiendo un ritmo dislocado
bicicletas modificadas
en la entrada instalacion de antropomorfos de basura,
cables de computadora, zapatos y botellas de vino con aguas de colores dentro
tambores que aceleren el corazon
vino y comida, frutas secas, raizes
expocicion de cuadros invisibles
utiles como video ( solo para el recuerdo propio)
cerveza y licores,
sillones y pirotecnia
un mitico lugar fuera del cartograma estatista,
bailes eroticos, vasijas con ecencia de jazmin
alfombras de placer, rincones obscuros
juegos de niños
hookas de ocho brazos como la hermosa kali
tatuajes respiraciones profundas
mascaras, circo, la vieja noche y CAOS.

(esta es una propuesta cincera de pensares c,tonicos)

CAOS





CAOS NUNCA MURIO. Bloque primordial sin esculpir, único excelentísimo monstruo, inerte y espontáneo, más ultravioleta que ninguna ideología (como las sombras antes de Babilonia), la homogénea unidad original del ser todavía irradia serena como los negros pendones de los Asesinos, perpetua y azarosamente ebria.
Caos precede a todo principio de orden y entropía, no es ni Dios ni gusano, sus deseos insensatos abarcan y definen toda posible coreografía, todo éter y flogisto1 sin sentido sus máscaras son cristalizaciones de su propia falta de rostro, como las nubes.
Todo en la naturaleza es perfectamente real incluyendo la conciencia, no hay absolutamente nada de lo que preocuparse. No sólo se han roto las cadenas de la Ley, es que nunca existieron; los demonios nunca guardaron las estrellas, el Imperio jamás se fundó, a Eros nunca le creció la barba.
No, escucha, lo que ocurrió fue esto: te mintieron, te vendieron ideas sobre el bien y el mal, te hicieron desconfiar de tu cuerpo y te avergonzaron de tu profesión del caos, se inventaron palabras de asco por tu amor molecular, te mesmerizaron con su indiferencia, te aburrieron con la civilización y con todas sus roñosas emociones.
No hay devenir, ni revolución, ni lucha, ni sendero; tú ya eres el monarca de tu propia piel; tu inviolable libertad sólo espera completarse en el amor de otros monarcas: una política del sueño, urgente como el azul del cielo.
Despojarse de todos los derechos y dudas ilusorias de la historia exige la economía de una legendaria edad de piedra; chamanes y no curas, bardos y no señores, cazadores no policías, recolectores de pereza paleolítica, dulces como la sangre, van desnudos como un signo o pintados como pájaros, en equilibrio sobre la ola de la presencia explícita, sobre el ahora y siempre sin relojes.
Los agentes del caos dirigen candentes miradas a cualquiera que sea capaz de atestiguar su condición, su fiebre de lux et voluptas. Sólo estoy despierto en lo que amo y deseo hasta el punto del terror; todo lo demás no es sino mobiliario amortajado, anestesia cotidiana, cagadas mentales, aburrimiento subreptil de los regímenes totalitarios, censura banal y dolor inútil.
Los Avatares2 del caos hacen de espías, saboteadores criminales del amour fou, ni altruistas ni egoístas, accesibles como niños, con los modales de los bárbaros, excoriados de obsesiones, en el paro, sensualmente perturbados, ángeles-lobo, espejos de contemplación, ojos como flores, piratas de todo signo y sentido.
Aquí estamos arrastrándonos por las grietas entre las paredes de la iglesia estado escuela y fábrica, todos los monolitos paranoicos. Separados de la tribu por una nostalgia feraz escarbamos túneles tras las palabras perdidas, las bombas imaginarias.
El último acto posible es la que define la propia percepción, un cordón de oro invisible que nos conecta: baile ilegal en los pasillos del juzgado. Si hubiera de besarte aquí lo llamarían un acto de terrorismo; así es que llevémonos las pistolas a la cama y despertemos a la ciudad a medianoche como bandidos borrachos celebrando con andanadas, el mensaje del sabor del caos.

sacado de caos: los pasquines del anarquismo ontologico (hakim bey)